22. Nadie además de Jesús da el espíritu de Jesús.


22. Nadie además de Jesús da el espíritu de Jesús.
El ser humano que reciba el Espíritu de Jesús fue porque se lo regaló Jesús. nadie además de Jesús puede dar el Espíritu de Jesús.  No es que alguien pueda dar el Espíritu de Jesús y no lo haga, es que nadie, además de Jesús, puede Darlo.
Pablo no trae el Espíritu de Jesús, sino que trae el espíritu de Pablo disfrazado de Espíritu de Jesús, con mucha astucia. Pablo da el espíritu del anticristo, camuflado de espíritu de Jesús impersonal, no unido al Espíritu de Jesús. Como si ese Espíritu fuera independiente de Jesús. Tiene que hacerlo así porque nadie además de Jesús puede dar el espíritu de Jesús. No es por alguna otra razón. También viene disfrazado de espíritu obrador de prodigios, un espíritu que tumba, que derriba a los seres humanos, como fue derribado Pablo, un espíritu que les quita la fuerza a los seres humanos y les hace perder la conciencia y la luz de los ojos, como encegueció a Pablo. Un falso espíritu “no de Jesús”, aparentemente santo, enviado por el tentador para probarnos, autorizado por el Padre de Jesús.
Dios es Jesús, y las palabras de Jesús son el espíritu de Jesús. Jesús y sus palabras dan a conocer al enigmático Padre. Jesús también enseñó que son tres Dioses en Él. Y enseñó que sus palabras, sus enseñanzas, son su espíritu, el único Espíritu de Dios (Jesús) que puede haber. No hay otro Espíritu “Santo” diferente de las palabras de Jesús. Por lo que nadie, además de Jesús puede dar el Espíritu de Jesús.  Pablo enseña a llamar al Padre: “Dios” (de forma impersonal, difusa), cuando Jesús enseñó que se llama el “Padre de Jesús”. Y Pablo enseñó a llamar al Espíritu de Jesús: Espíritu “Santo”, y logra diferenciarlo, desprenderlo de las palabras de Jesús, cuando su nombre es “Espíritu de Jesús”.
El Padre de Jesús contiene el nombre de Jesús y el Espíritu de Jesús contiene el nombre de Jesús. Por lo que los tres tienen el nombre de Jesús. Único nombre dado a los hombres para conocer a ese enigmático ser llamado Dios.


CAPITULO 2: EL PADRE ES EL MAYOR DE LOS TRES.


LA VERDAD ORIGINAL DE JESÚS
LIBRO I
CAPITULO 2
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23. Jesús enseñó que lo envió el Padre, que es mayor que él.


23.  Jesús enseñó que lo envió el Padre, que es mayor que él.
Jesús enseñó que él (como ser humano), es la única parte del Padre, que nosotros los humanos, podemos conocer.  Cuando Jesús, (que dice que él es Dios hecho hombre), descendió de su trono en el Cielo, y habló con los hombres aquí en la Tierra, enseñó que Dios Padre es tan grande, es tan incomprensible para nuestras mentes, almas o espíritus, que nadie, ningún humano, puede verlo, o conocerlo, o hablar con Él.  Por lo que Dios Padre se redujo a sí mismo a la condición de Hijo de Dios, para darnos a conocer de sí mismo, todo aquello de Dios Padre, que para nosotros sí sea posible y sea necesario conocer.
Enseñó Jesús que el Padre (que fue aquel que le dio las ovejas), es mayor que todos. Pero enseñó también, que el Padre y Jesús son uno (Juan 10: 29-30), por la negación de Jesús ante la voluntad del Padre.  Jesús no vino a hacer su voluntad, cuando descendió de su trono en el Cielo, sino que en todo momento Jesús hacía la voluntad del Padre, que lo envió. Según Jesús, él no es él, sino que es la voluntad del Padre y las palabras del Padre para los humanos.
Al reconocer Jesús que el Padre lo envió, reconoce que es mayor el Padre, y al reconocer la absoluta sumisión de su voluntad hacia la voluntad del Padre, Jesús reconoce la plena autoridad del Padre sobre Jesús.  En esa absoluta sumisión de la voluntad de Jesús a la voluntad del padre, está la esencia de que ellos, siendo tres, sean uno.  Jesús es uno con el Padre por las absolutas negación y sumisión de su voluntad a la voluntad del Padre.


24. “Todas las cosas me son entregadas de mi Padre”.


24. “Todas las cosas me son entregadas de mi Padre”.
Así enseñó Jesús, añadiendo que nadie conoció al Hijo, sino el Padre; ni al Padre conoció alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar (Mateo 11:27).  Cuando habla en estos términos Jesús, está reconociendo que el Padre es mayor, mucho mayor, puesto que el Padre “le entregó todas las cosas” a Jesús. Y Jesús, al recibir todo de su Padre reconoce que no viene de sí mismo, sino que fue enviado por otro mayor que él. Pero aun siendo el Padre mayor, el hijo es uno con el Padre por la sujeción total del hijo a la voluntad del Padre. Porque es una emanación perfecta y completa desde la misma esencia del que lo envió.


25. Jesús no aceptó ser llamado bueno.


25. Jesús no aceptó ser llamado bueno.
Jesús le dijo al joven que lo llamó Maestro bueno, que no le llamara bueno, que él no es bueno, que solamente el Padre es bueno (Marcos 10: 17-18) (Lucas 18: 18-19). Con esto Jesús también estaba aceptando ser menor que el Padre.  Todos nos preguntamos por qué razón Jesús no acepta ser llamado bueno.  Tal vez, al ser tentado por Luzbel, al tener que tomar de los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal, Jesús estaba enseñándonos que solamente el Padre está por encima del bien y del mal. Jesús había tenido que pasar las pruebas del mal y salir vencedor.  El padre no está sujeto a esos juicios.  Es mayor el Padre según lo enseñó Jesús.


26. Jesús enseñó que solo el Padre conoce el día final.


26. Jesús enseñó que solo el Padre conoce el día final.
También enseñó Jesús, que el día del juicio final nadie lo conoce además del Padre. Ni los ángeles del Cielo conocen ese día, ni siquiera el mismísimo Hijo unigénito de Dios conoce ese día, (Mateo 24:36). Así reconoce Jesús, que, aunque el Padre, el Hijo y el Espíritu de Jesús son Dios mismo todos tres, el Padre, sin duda, es mayor que los otros dos que envió. Y que esa condición no impide que el Padre, el Hijo y el Espíritu de Jesús, sean el mismo Dios, sean uno solo, puesto que el Hijo y el Espíritu de Jesús le están sujetos en todo al Padre. Y ellos dos son aquello que el Padre desea dar a conocer de sí mismo a los humanos.


27. Sentarse a la diestra de Jesús, no es decisión de Jesús.


27. Sentarse a la diestra de Jesús, no es decisión de Jesús.
Jesús fue el que enseñó, que estar a la diestra de Jesús en su Reino, es decisión del Padre, no de Jesús (Mt 20: 20-23).  Cuando la madre de los hijos de Zebedeo, vino a Jesús para pedirle que le concediera que sus dos hijos, (ya que Jesús los apreciaba tanto), se sentaran, el uno a la derecha y el otro a la izquierda de Jesús, en su Reino, Jesús le dice a la madre de Santiago y de Juan, que esa decisión Él no la puede tomar, porque el conceder esto, está reservado para El Padre, y que el Padre ya ha tomado esa decisión desde la eternidad, con lo cual también sabemos que el Padre es mayor que el hijo y mayor que el Espíritu de Jesús.


28. En el huerto de los olivos, Jesús le suplicaba al Padre.


28. En el huerto de los olivos, Jesús le suplicaba al Padre.
Le suplicaba que si era posible apartara de él esa copa de tormento que veía venir, pero que no se hiciera su voluntad sino la voluntad del Padre(Mateo 26: 39 y 42) (Marcos 14:36) (Lucas 22:42). Definitivamente para Jesús, el Padre era muy, pero muy superior. Y por voluntad propia le estaba sujeto en todo, para ser siempre uno con el Padre.  Por esa sujeción absoluta, es que se sabe que Jesús era uno con el Padre. Si en algo Jesús hiciera su voluntad, así como nosotros hacemos nuestra voluntad, entonces ya no serían uno, sino dos.


29. El día de su muerte, Jesús reconoce que el Padre es mayor.


29. El día de su muerte, Jesús reconoce que el Padre es mayor.
Jesús, en la cruz, antes de expirar, le preguntaba al Padre que por qué lo había abandonado (Marcos 15:34) (Mateo 27:46). Pero con total confianza Jesús se entregaba en las manos de su Padre, para ir a la muerte. Diciendo al Padre que en sus manos entregaba su Espíritu. Poniéndose a disposición incondicional del Padre. Jesús estaba reconociendo que el Padre es mucho mayor que el hijo y que el hijo y el padre uno solo son, por esa total sumisión de la voluntad de Jesús a la voluntad del Padre.


30. Aunque es menor que el Padre, Jesús sí es Dios.


30. Aunque es menor que el Padre, Jesús sí es Dios.
Jesús es Dios mismo hecho hombre, reducido por su propia voluntad, a la condición de hombre, pues Jesús le confirmó esto a Felipe, cuando Felipe le dijo que le mostrara al Padre, y Jesús le respondió que solo aquel ser humano que ha visto a Jesús ha visto al Padre.  nadie más ha visto al Padre, solo aquel que ha visto a Jesús ha visto a Dios Padre, porque al Padre nadie lo ha visto, y Jesús y el Padre, aunque sea mayor el Padre, uno solo son, por la sumisión absoluta de Jesús a la voluntad del Padre.  Solamente en la persona de Jesús y en la persona de nadie además de Jesús, a través del Espíritu de Jesús y a través del espíritu de nadie además del Espíritu de Jesús, se ha dado, se da y se dará a conocer el Padre omnipotente, omnipresente y omnisciente, a los seres humanos.  (Juan 14: 6-11)


31. Jesús da a conocer al Padre por medio de su Espíritu.

31. Jesús da a conocer al Padre por medio de su Espíritu.
Jesús enseñó que nadie, además de él, ha dado a conocer al Padre. También enseñó que da a conocer al Padre por medio del Espíritu de Jesús. (Juan 3: 13) (Juan 14: 6-11).  Enseñó Jesús que nadie además de Jesús, entre los humanos, ha dado a conocer al Padre, porque nadie además de Jesús conoce al Padre, ya que nadie, además de Jesús viene del Padre. Esa, según Jesús, es la gran importancia de creer del todo en nadie además de Jesús.
El que crea del todo en nadie, además de Jesús, no será engañado por la trinidad usurpadora, que son Luzbel, su hijo, Pablo, más el espíritu aparentemente santo, que dan ellos a sus seguidores, el espíritu falaz en sus escritos.  Trinidad que pretende conocer a Dios y venir de parte de Dios para dar a conocer a Dios
Jesús enseñó que el Espíritu de Jesús da a conocer al Padre, y que el Padre, por medio del Espíritu de Jesús, lleva a reconocer en Jesús a Dios mismo.  Solo aquel ser humano a quien el Padre, por medio del Espíritu de Jesús, le revele la identidad de Jesús como el Cristo, solo ese humano conocerá a Jesús como el Padre mismo, hecho hombre.


32. Nadie, además de Jesús, es el sendero al Padre.


32. Nadie, además de Jesús, es el sendero al Padre.
A través de Jesús y de nadie además de Jesús, todo ser humano conocerá al Padre y llegará a la verdad total (Mateo 11:27).  Nadie, además de Jesús, entre todos los seres humanos, ha visto al Padre, por lo tanto, nadie, además de Jesús da a conocer al Padre.  El que conoce a Jesús también conoce al Padre (Juan 14: 6)
Pablo, en sus epístolas, dice ser un camino al Padre y dice dar el Espíritu de Jesús. Pablo trata de usurpar, con mucha sutileza, este lugar del Cristo, de ser el único camino al Padre. Lo hace Pablo invocando directamente al Padre algunas veces en sus escritos. Terminan sus seguidores creyendo que Pablo es un camino igual que Jesús hacia el Padre. Por ejemplo: Pablo, en sus epístolas dice haber subido al Cielo, dice haber llegado hasta un tercer Cielo, cuando Jesús en sus enseñanzas, como la del pobre Lázaro, dice que hay un abismo entre el Cielo, el infierno y la Tierra, y nadie puede pasar ese abismo (Juan 3: 13) En otras enseñanzas Jesús dice que nadie ha subido al Cielo sino el que bajó del Cielo, el hijo del hombre, que está en el Cielo.


CAPITULO 3: EL PADRE ENVIÓ A JESÚS Y AL ESPÍRITU DE JESÚS.


CAPITULO 3
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33. El Padre decide cuales seres humanos lo conocerán.


33. El Padre decide cuales seres humanos lo conocerán.
Según Jesús, el Padre decide, previamente, muchas circunstancias de las vidas humanas.  El Padre es el que decide en cual nación, en cual cultura, en cual religión y en cual tiempo, nace todo ser humano, y eso no es casualidad, no es azar. Es coincidencia, porque coincide con el plan del creador.  Miles de millones de seres humanos jamás oirán hablar de Jesús, el hijo de Dios, por decisión del Padre, que los envió a nacer afuera del pueblo de Dios, en otros pueblos, que el Padre creó y dispuso sobre la tierra, según su soberanía. 
El Padre envió a su Hijo único, una parte perfecta de sí mismo, para que todo aquel que crea en Jesús, tenga vida eterna, comparta con Dios la eternidad.  Pero nadie puede reconocer por sí mismo que Jesús es Dios, nadie puede creer en el nombre y en las enseñanzas de Jesús, como enviado único del Padre, si el Padre, que envió a Jesús, no envía también a ese ser humano a donde Jesús (Juan 6: 37, 44 y 65).  No es potestad del hombre reconocer que Jesús es Dios, es el Padre quien les revela la verdadera identidad de Jesús, a quienes el Padre desea revelarlo.  Nadie además del Padre puede revelarnos que Jesús es el Cristo, el Mesías, el enviado. Pablo no puede ni podrá.


34. Jesús enseñó que millones serían enviados a Él de todas las naciones.


34. Jesús enseñó que millones serían enviados a Él de todas las naciones.
Que vendrían a Él desde todos los confines de la Tierra.  Vendrá a Jesús, lo mejor de las naciones, enviados todos hacia Jesús, por el Padre. Pero no vendrán a Jesús los que los seres humanos creen que son los mejores, sino los que el Padre decida llamar.  El Padre es el que envía a los seres humanos hacia Jesús, no es potestad humana, reconocer a Jesús como único enviado de Dios. 
Los israelitas, creían que era potestad humana y le pedían a Jesús que les comprobara que él era aquel Mesías que ellos estaban esperando.  Si el Mesías es su superior, ninguno que lo sea, les va a demostrar quién es. Antes, por el contrario, les va a exigir que lo reconozcan ellos a él, sí son los suyos. Jesús no tenía por qué, demostrarle a su pueblo, ni a los sumos sacerdotes, ni a los escribas, ni a los fariseos, que Él era el Mesías. Sino que ellos, tendrían necesariamente que reconocerlo.  Por eso Jesús siempre se oponía a darles pruebas de su divinidad, con evidente disgusto.  Todo aquel que es de la verdad, reconoce al creador de la verdad sin que se lo tengan que demostrar, oye la voz de Jesús como divina y no reconoce como de Dios las palabras que no son de Jesús.


35. El espíritu que Jesús envía es su propio Espíritu, el espíritu de Jesús.


35. El espíritu que Jesús envía es su propio Espíritu, el espíritu de Jesús.
Cuando Jesús habla de espíritu de Jesús, no dice un nombre sino una cualidad del espíritu del que habla. Dice que es santo, no que ese sea su nombre. El nombre del espíritu es: espíritu de Jesús. Jesús enseñó que el Padre enviaría el Espíritu de Jesús en su nombre (Juan 14:26 y 15:26).  Lo enviaría solamente cuando Jesús se fuera de este mundo y que estaría hasta el día final, cuando Jesús, en carne, vuelva y retome su espíritu. 
Pero Jesús también enseñó que él enviaría al espíritu de Jesús, una vez se hubiera ido a su trono. Parece algo confuso que diga que el Padre lo envía en su nombre y que diga que él lo va a enviar. Lo envía el Padre en nombre de Jesús y lo envía Jesús en nombre del Padre. Porque el Padre y Jesús uno solo son.  Al ser enviado por el Padre el espíritu de Jesús, a petición de Jesús y en nombre de Jesús, entonces, es Jesús quién lo envía a los seres humanos. 
El espíritu de Jesús que Jesús envía es su propio espíritu, el espíritu sin medida que el Padre le dio, el Espíritu con el que Jesús habló y enseñó aquí en la Tierra, el Espíritu que entregó en las manos del Padre un instante antes de expirar.  Ese espíritu, mora por siempre en los cuatro evangelios y de ellos sale a regar la tierra con la palabra de Dios. Por eso dice que permanece hasta la venida segunda de Jesús. El que reciba otras palabras diferentes a los cuatro evangelios, como el espíritu de Jesús, se engaña a sí mismo.


37. Hora de honrar el nombre: “Jesús”.


37. Hora de honrar el nombre: “Jesús”.
El eje del cristianismo es Jesús, el Cristo, y nadie además de Jesús, ese es el eje del cristianismo.  El nombre de cristianismo dice de los adoradores del Cristo, no se llama con el nombre del Padre de Jesús, ni se llama con el nombre del espíritu de Jesús, puesto que no tienen nombre diferente al nombre de Jesús. Si no es con el nombre de nadie unido al nombre de Jesús, no hay cristianismo, pues nadie además de Jesús nos da a conocer al Padre y nos envía el espíritu de Jesús.  Es imprescindible nadie unido a Jesús, para poder tener a Jesús.  Y el que tiene a Jesús tiene al Padre, que lo envió.
Ni aún el pueblo de Israel tenía al Padre, hasta que vino Jesús.  Por eso fue por lo que Jesús les dijo a los judíos, que todos los que vinieron antes de Él eran ladrones y salteadores (Juan 10:8).  Les dijo también que ellos, los judíos, no eran hijos de Abraham, sino hijos de Luzbel, que Luzbel no se había mantenido en la verdad, porque no hay verdad en Luzbel, y que nadie había visto jamás a Dios, sino que el hijo unigénito es, quién lo da a conocer (Juan 8:44). El nombre de nadie vale todo lo que vale el nombre de Jesús.  Pero en las naciones es honrado el nombre de profetas y el nombre de falsos profetas, como si tuvieran el mismo valor del nombre de Jesús. 
Ha sido desatada, desde hace dos mil años, una descomunal masacre de almas. Todos los que nacen son llevados al poderoso engaño de las magníficas enseñanzas de Pablo, por orden de lo alto para la gran prueba final.  Pablo sedujo a las naciones, y la gran mayoría de los cristianos adora y sirve a Jesús y a Pablo también. Reverencian el nombre de Pablo, como si tuviera igual valor que el nombre de Jesús.  Cuando leen las enseñanzas de Pablo, con toda ingenuidad, dicen que están leyendo palabras de Dios, con lo que lo ascienden a la misma altura de Jesús.  Ni siquiera se dan cuenta que al tomar como palabras de Dios esas palabras, están adorándolo como a Dios en sus mentes. Algún día se hará justicia al nombre de Jesús, será honrado su nombre, al lado del nombre de nadie.  Ya está pronto el día de la verdad.


36. Un solo nombre para Dios.


36.  Un solo nombre para Dios.
El nombre de Jesús es el mismo nombre del Padre. No existe nombre alguno para los seres humanos, que pueda contener la esencia del Padre, que pueda nombrar al Padre, sino el nombre de Jesús.  Es el único nombre que en sí mismo puede contener la esencia del Padre, y es el único nombre que el Padre reconoce como suyo propio, cuando es invocado por un ser humano.  Al nombrar a Jesús, nombramos al Padre y también invocamos al espíritu de Jesús. No es necesario llamarlo Jesús el cristo, ni Jesús de Nazaret. El solo nombre de Jesús es suficiente para que tanto el Padre, como el espíritu de Jesús, sepan que se trata de ellos tres. Es el único nombre que en sí mismo, sin descripción, ni sobre nombre, ni ante nombre, llega a su dueño y es aceptado en lo más alto. El nombre de nadie es igual al de Jesús.
Jesús dio a conocer a su Padre. Y nadie además de Jesús puede dar a conocer al Padre.  Jesús es el Hijo unigénito del Padre y nadie además de Jesús lo es. Por eso Jesús no se refería a Jehová o Yahvé, como los Israelitas lo invocaban, sino que Jesús hablaba de su Padre, porque solamente lo podemos conocer como el Padre de Jesús. El nombre de nadie, además del nombre de Jesús, ha estado unido al nombre de Dios, desde el principio de todos los tiempos.  El nombre de nadie, además del nombre de Jesús, será reconocido en el Cielo y en la Tierra por todos los seres humanos, buenos y malos, justos e injustos, salvos y condenados, como el único nombre de Dios, el único nombre ante el cual responden tanto Jesús, como el Padre de Jesús y el espíritu de Jesús.
No hay otro nombre sino el nombre de Jesús, sobre la tierra y bajo el sol, en quien podamos trascender al más allá (almas allá).  Ni hay otro nombre sobre la Tierra para denominar a Dios, según Jesús.  Jehová o Yahvé no es un nombre, sino que es la condición de ser “el Señor” que ellos desconocían.  El Padre es innombrable, un nombre no puede llamarlo a Él, ni puede describirlo, ni puede contenerlo.  Los Israelitas llamaban a su Dios YHVH, que no es un nombre propio, sino solo cuatro consonantes usadas para decir: «El Señor». Jesús es “ese Señor”.
El espíritu “santo” tampoco tiene nombre propio, pues él es los pensamientos del Padre expresados por la boca de Jesús, que no expresaba sus propios pensamientos. Es el espíritu que el Padre envía en nombre de Jesús, por tanto, su único nombre es el nombre de espíritu de Jesús.  Tanto el Padre de Jesús, como el Espíritu de Jesús, tienen el nombre de Jesús unido a ellos.  Al nombre de nadie, además del nombre de Jesús, responde el plenamente Padre de Jesús y también responde plenamente el espíritu de Jesús.  “Lo que pidáis en mi nombre os será hecho”, enseñó Jesús (Juan 14:13 y 15:7).  El nombre de Jesús es el nombre sobre todo nombre.  El nombre de Jesús es el único nombre verdadero de Dios (trino).


38. ¿Cuándo estás en la presencia de Dios?


38. ¿Cuándo estás en la presencia de Dios?
¿En dónde puede ser hallado, sin lugar a duda, el espíritu que envió Jesús?  ¿En dónde está el Dios que quedó sobre la Tierra cuando Jesús se fue?  Ese Dios único está en las palabras de los cuatro evangelios de Jesús, en ninguno otro lugar se deja conocer Jesús.  Las palabras de Jesús son el mismísimo espíritu de Jesús, son el espíritu que moraba en Jesús sin medida. 
Cuando un ser humano lee los cuatro evangelios está delante de la misma presencia de Dios, está ante el Espíritu que dejó Jesús.  En los cuatro evangelios todos los seres humanos pueden hacer contacto perfecto con Dios.  En ninguna otra parte de toda la Tierra, se da ese contacto puro y perfecto, en la misma presencia de Dios. 
Cuando un ser humano guarda en su memoria las enseñanzas y las historias que nos dejó el espíritu de Jesús en los cuatro evangelios, ese ser humano está en unidad con Jesús, está comulgando con Jesús, está comiendo el cuerpo y la sangre de Jesús, está comiendo el pan y bebiendo el vino de la última cena.  El ser humano que guarda en su memoria, los evangelios, las enseñanzas de Jesús, guarda a Jesús adentro de sí, come el cuerpo y la sangre divinos, bebe la sangre de Jesús, en la copa en que él la sirvió para que la bebiéramos, en los cuatro evangelios, bebe la sangre sagrada en el mismísimo santo grial.  Los cuatro evangelios son el espíritu de Dios, son el testimonio de Jesús, son el verbo eterno.


CAPÍTULO 4: JESÚS NO HA REGRESADO AL MUNDO.

39. Jesús no ha regresado al mundo ni una sola vez.


39. Jesús no ha regresado al mundo ni una sola vez.
Desde que Jesús se fue, de la presencia de sus discípulos, no ha venido al mundo.  Ni Jesús volverá al mundo, hasta el día del juicio final.  Jesús avisó que muchos vendrían en su nombre, diciendo que Jesús se les había aparecido, que Jesús había estado aquí o allá, que venían en nombre de Jesús, que Jesús en persona los había enviado a cumplir alguna misión. Pablo, es el primero de ellos y el más importante, es grandioso en esto. Pero Jesús, a nadie se ha aparecido después de su partida ese día, en medio de sus discípulos, y a nadie se aparecerá (incluido Pablo), tal cual lo dijeron los dos ángeles (hechos 1: 9-11).
Como Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitado y antes de irse, por eso Pablo dijo que Jesús se le había aparecido a Pablo también, después de irse Jesús. Pero como Pablo no podía decir que Jesús se le había aparecido en carne, entonces fue que dijo Pablo, que descendió un rayo del Cielo, y que ese rayo le dijo que era Jesús, y todos dan por hecho que fue en espíritu, en forma de rayo de luz, que supuestamente se le apareció Jesús a Pablo para obligarlo a ser cristiano, derribándolo, intimidándolo y apabullándolo. Jesús a nadie obliga a ser cristiano ni lo amenazaría con dejarlo ciego si no le obedece.
No se puede pasar por alto el hecho que Jesús nunca viene en espíritu solo, como les dijo a sus discípulos cuando creían ver un espíritu “y Él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo; palpadme y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. Y cuando dijo esto, les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:38-40). Jesús dejó su espíritu en los cuatro evangelios, pero la segunda venida de él será el día final, Él no se le apareció a Pablo.


40. Jesús enseñó que vendrían muchos diciendo haberlo visto.


40. Jesús enseñó que vendrían muchos diciendo haberlo visto.
Jesús advirtió que no le creyeran a los que dijeran que habían visto a Jesús, ni fueran tras ellos. Incluyendo en esta advertencia general, que no le creyeran a Pablo, aunque no mencionó ni un solo nombre, sino que dijo una frase para todos. Pero como Pablo fue el primero que lo dijo y fue tan espectacular, lo excluyen de esa lista de Jesús.
El día de la segunda venida de Jesús, será el día final de la Tierra. Él dijo que la segunda venida suya a la Tierra será tan de improviso y tan sin anunciar, que será como un relámpago.  Jesús no dijo que será un relámpago, sino que será tan rápido y tan de improviso “como un relámpago que fulgura desde un extremo a otro”.
Pablo dijo que Jesús vino con forma de relámpago, le pegó y se le identificó como Jesús. Que el relámpago lo derribó, lo encegueció, lo amenazó y se le impuso. Que el relámpago, por las malas, lo hizo trabajar dentro del cristianismo (Hechos 9: 3-8). Pero es que Jesús a nadie obliga a reconocerlo como Mesías. El primero que dijo que Jesús había bajado del Cielo en espíritu, para enviarlo a cumplir la más grande misión, la de ir a los gentiles fue Pablo.  Pablo fue el primero que dijo que Jesús había vuelto a la tierra y que solo él, Pablo, lo había visto y había dialogado con Jesús. Este detalle es muy importante para entender quien realmente es Pablo.


41. Jesús insistió en que a Él nadie lo iba a ver en Espíritu.


41. Jesús insistió en que a Él nadie lo iba a ver en Espíritu.
Jesús fue repetitivo y claro, cuando estaba en la Tierra, en medio de sus seguidores, al decir que nadie, absolutamente nadie, de los seres humanos, volverá a verlo, ni en carne, ni en espíritu, ni siquiera una sola vez, hasta que venga, por segunda vez, día en el cual él finalizará la etapa de la vida de los humanos sobre la tierra. 
Cuando Jesús le dijo a Tomás, delante de todos, que tocara las heridas abiertas de los clavos en las manos y en los pies, y tocara también Tomás la herida abierta de la lanza en el costado de Jesús, porque Jesús vino en carne y resucitó en carne, no en espíritu, lo hizo Jesús para que entendiéramos que Jesús no iba a venir en espíritu (Juan 20: 27-28).   Para que comprobara que Jesús no había resucitado en espíritu, Porque, según Jesús, «el espíritu no tiene carne, ni tiene huesos, como tenía Jesús» (Lucas 24: 36-43)
No puede haber dos espíritus de Dios diferentes, entre el espíritu de Jesús y el espíritu que llaman “santo”.  No puede haber diferencia, ni la más mínima, entre esos dos espíritus “santos”, pues son el mismo espíritu.  Por esto es por lo que Jesús vino en la carne y no se aparece en espíritu, puesto que serían dos espíritus santos sobre la Tierra, y no uno solo.  Jesús envió su propio espíritu con el cual habló aquí en la Tierra, el espíritu que Jesús le entregó al Padre, en la cruz.


42. El espíritu de Jesús no se puede ver, es letras, palabras, verbo.


42. El espíritu de Jesús no se puede ver, es letras, palabras, verbo.
Pues es espíritu por excelencia.  El espíritu de Jesús no tiene un cuerpo, solo el cuerpo del Hijo de Dios ha sido su cuerpo natural.  Todo el que vio a Jesús, vio al espíritu de Jesús. Todo el que oyó a Jesús, oyó al espíritu de Jesús.  Mientras vuelve Jesús a la Tierra, por segunda y última vez, el espíritu enviado por el Padre en nombre de Jesús permanece sobre la Tierra, guiando a los discípulos de Jesús hacia la verdad.  Permanece, en formas de letras de los cuatro evangelios guiando a los que no se dejen confundir por el espíritu de Pablo, (en letras de epístolas) regado por los millones seguidores suyos sobre la Tierra.
Podemos ver seres humanos, en los cuales reposa por momentos el espíritu de Jesús.  Podemos ver seres humanos, inspirados en algún momento por el espíritu de Jesús, pero no nos es dado ver al espíritu de Jesús.  El espíritu descendió sobre Jesús en forma de paloma, pero, aunque la paloma no se entró en Jesús, el Espíritu si estaba en Jesús.  Cuando el Espíritu de Jesús descendió sobre los discípulos de Jesús como lenguas de fuego, se veía el fuego, pero no se veía el espíritu de Jesús. Cuando se presentó el espíritu de Jesús, el día de pentecostés, los presentes sintieron un fuerte viento, pero el viento no era el espíritu de Jesús, sino una señal que lo precedía.
Cuando una persona tiene mucho del espíritu de Jesús es mucho menos esa persona, desaparece, los demás no notan que está menguando y los pueblos no ven que la persona está ahí, pero es nadie. Por eso no se nota mucho la acción del espíritu de Jesús. El que lo recibe mengua, desaparece. Nadie es el receptor final del Jesús.


43. Primero viene la carne y luego es dado el espíritu de Jesús.


43. Primero viene la carne y luego es dado el espíritu de Jesús.
Igual que recibió la vida Adán en el Paraíso, primero la carne y luego el espíritu, así se forma el cristiano también, pero ahora nacido del agua y del Espíritu, en el verdadero paraíso, en el huerto espiritual de las enseñanzas de Jesús.  Todo cristiano cree en el nombre de Jesús, que es el hijo de Dios y cree en las enseñanzas de Jesús, que lo guían a reconocer cuales son las enseñanzas del espíritu de Jesús. 
Jesús no vino en espíritu, ni resucitó en espíritu, Jesús vino en carne, resucitó en carne y en carne ascendió al Cielo, pero sus enseñanzas, sus palabras, ese viento sagrado que salía de sus labios, son espíritu y son vida, según enseñó Jesús (Juan 6:63).  Al solo sonido de las palabras de Jesús, obedecía todo el universo, y los primeros en postrarse y obedecerle a Jesús, aquí en la Tierra, eran los demonios, pues siendo espíritus, reconocían al espíritu dominador.
En el antiguo testamento se lee que Dios Padre hizo al hombre a su imagen y semejanza, se lee que Dios primero hizo al hombre de carne y luego le sopló, le infundió el espíritu.  Así mismo sucedió en el cristianismo, el Padre primero envió a Jesús en la carne, y luego envió al espíritu de Jesús.


44. Nadie, además de Jesús ha subido al cielo.


44. Nadie, además de Jesús ha subido al cielo.
Cuando el apóstol Juan escribió el libro de las revelaciones, el Apocalipsis, dijo claramente, no que subió al cielo, ni en cuerpo, ni en espíritu, sino que todo lo que escribió fue una visión y en esa visión Jesús le habla.  Juan dice que es una visión, no que en algún momento Jesús vino a Juan en espíritu o que Juan se presentó delante de Jesús, allá en su trono.  Y si algún ser humano sobre la Tierra hubiera podido decir que habló con Jesús ese era Juan, su discípulo de más confianza, pero Juan mentiría si dijera que Jesús habló con él después de irse al Cielo Jesús.  El libro de las revelaciones del Apocalipsis es el libro de una visión de Juan.  En verdad Jesús no ha descendido todavía a la Tierra y, por consiguiente, a Jesús nadie lo ha visto desde que se fue.
Pablo faltó a la verdad, cuando dijo que Jesús, “en espíritu”, descendió a hablar con él.  Pero no contento con esto, también faltó a la verdad, cuando dijo haber subido al Cielo, inventando un supuesto tercer Cielo, y faltó a la verdad al decir que no sabía si había subido en cuerpo o en espíritu.  Faltó tres veces a la verdad. Pablo adulteró, para sus seguidores, la verdad inalterable de Jesús, que dice que nadie puede ver a Jesús antes de su segunda venida. Para ver a Jesús tendría que haber subido al Cielo. Y Jesús dijo que hay un abismo imposible de cruzar entre los humanos y el cielo (Lucas 16:23-31). Ese privilegio que a nadie le fue dado, de ver u oír a Jesús antes de su próxima venida, fue usurpado por primera vez, con un falso encuentro, de Pablo con Jesús, y luego fue usurpado, miles de veces, con falsos encuentros con Jesús y millones de falsas idas de humanos al Cielo, luego que Pablo dijo haber ido al Cielo.


45. Todo ojo verá a Jesús cuando vuelva por segunda vez.

45. Todo ojo verá a Jesús cuando vuelva por segunda vez.
Ese supuesto Jesús que descendió del cielo como un rayo, que encegueció y derribó Pablo, es una mentira de Luzbel, autorizado desde el Cielo, para poner a prueba a los cristianos de todos los tiempos.  Ese Luzbel que vio Jesús descender desde el Cielo como un rayo y que cayó sobre Pablo, definitivamente no era Jesús y menos era el espíritu de Jesús, descendido del cielo (Lucas 10:18). 
Todo ojo verá a Jesús cuando vuelva por segunda vez.  Ese día las naciones no estarán felices, según Jesús, ni harán fiesta, ni lo alabarán, sino que, según las enseñanzas de Jesús, se lamentarán todas las tribus de la Tierra y los que traspasaron las enseñanzas de Jesús (Mateo 24:30). Todos los engañados por Pablo, se lamentarán, pues no le creyeron solamente a Jesús y a sus doce apóstoles, sino que, engañados, siguieron y adoraron las enseñanzas humanas de Pablo, como palabras de Dios.  Según las escrituras sagradas, más que un día de alegría, ese será un día de llanto y de crujir de dientes, para la mayoría de los seres humanos, inclusive para la gran mayoría de los cristianos.


46. Entonces nadie puede ver al Padre, ni al hijo, ni al espíritu de Jesús, hoy.


46. Entonces nadie puede ver al Padre, ni al hijo, ni al espíritu de Jesús, hoy.
Suena extraño, pero así es. Es necesario saber lo que a nadie le fue concedido tener en el cristianismo, para que tengamos bien presentes las obras que nadie puede hacer en el cristianismo.  Es imprescindible entender que nadie ve al Padre, porque es demasiado grande para que un ser humano pueda verlo.  También es imprescindible entender que nadie ve al hijo, porque se fue y no volverá, hasta la consumación de los tiempos. Además, es imprescindible entender que nadie ve al espíritu de Jesús, porque es espíritu, y solo podemos ver seres humanos inspirados momentáneamente por sus palabras, que son ese espíritu de Jesús. 
Aunque sea mucho el engaño, autorizado desde lo alto para poner a prueba a todos, aunque millones de seres humanos, engañados por sí mismos, digan que vieron al Padre, o que vieron al Hijo, o que vieron al espíritu de Jesús, lo obvio es que se dejaron llevar ligeramente por el error. Fue tanta la influencia de la prueba de Pablo que no se dieron cuenta que estamos solos con las palabras que dejó Jesús a ver qué hacemos con ellas. Las personas no van a decir que fueron engañados por otros, al contrario, van a entender que se engañaron a sí mismos con los errores de otros. La prueba es tal que nadie la va a superar. Es decir, los que la superen se habrán negado, serán nadie y nadie los notará.


CAPÍTULO 5: DIOS ES TODO, O NO ES DIOS.

47. Dios todo lo puede, todo lo sabe y está en todas partes.


47. Dios todo lo puede, todo lo sabe y está en todas partes.
Además, Dios es eterno, para Dios no hay pasado, ni hay presente, ni hay porvenir.  Para Dios, según Jesús, todos vivimos al tiempo, puesto que no tiene tiempo, es eterno.  Esta verdad, que Dios es todo poderoso, ha sido desconocida por los cristianos cautivos, que han nacido secuestrados espiritualmente, con un velo de falacias en sus mentes, durante dos mil años, pues sin darse cuenta, creen que Dios no es todo poderoso, aunque de labios para afuera dicen que Dios sí es todo poderoso, pero solo de labios para afuera. Los cristianos creen que Luzbel se rebeló en contra de Dios y creen que está en las escrituras sagradas (Ezequiel 28:14-16).  Con esos engaños, los cristianos pierden totalmente el conocer a Dios en su esencia, pues Dios es todo poderoso, o si no es todopoderoso, entonces no es Dios. 
Si una sola obra o suceso de la creación hubiera sucedido sin que el Padre, previamente, lo hubiera autorizado, sin que el Padre previamente lo supiera, o sin que el Padre la presenciara, entonces Dios en verdad no sería todo poderoso, no lo sabría todo y no estaría en todas partes, por lo tanto, no sería Dios, habría otros seres tan poderosos como Dios, capaces de resistírsele, capaces de desafiar a Dios y sobrevivir.  Estaría Dios sujeto a que le sucedieran cosas que no esperaba y además sucederían hechos ocultos a Él, con lo cual se demostraría que Dios no sería entonces eterno
Dios en verdad es omnipotente, omnisciente, omnipresente y eterno, menos para aquellos miles de millones de seres humanos, a quienes Luzbel y su hijo, el falso profeta Pablo, han engañado, dejándolos prisioneros en la Gran Babilonia espiritual, pues creyeron en las falaces enseñanzas de la trinidad usurpadora.  Dios autoriza todo lo que sucede, incluso ha autorizado las falacias de la trinidad usurpadora, para así conceder el necesario libre albedrío a los hijos de Dios, los seres humanos.


48. Jesús enseñó que el Padre es más que justo.


48. Jesús enseñó que el Padre es más que justo.


Todo el bien y todo el mal que sucede sobre la Tierra a todos los seres humanos primero es autorizado en el trono del Padre.  Luego de esta predestinación inicial, los seres humanos gozamos de una gran libertad, pues los seres humanos decidimos cómo reaccionar, o qué hacer, en medio de esas circunstancias previamente establecidas sin errores, por Dios, para todos los seres humanos, uno por uno.  Los seres humanos decidimos nuestro propio destino porque el Padre así lo previó, lo decidió, lo autorizó, puesto que somos sus hijos, hechos a su semejanza, libres, creadores, no creados.

Dios a nadie le pone pruebas y circunstancias que sean superiores a sus fuerzas.  Cuando una persona dice que una circunstancia fue superior a sus fuerzas y que por ello se traumatizó, perdió el control, o se volvió hacia la maldad, siempre habrá millones de seres humanos a los que les sucedió esa misma situación y no se desmoronaron, ni perdieron el control de sí mismos, ni se desviaron hacia el mal, por las mismas circunstancias.  nadie, el día del juicio le podrá echar la culpa a los demás, del mal que decidió hacer, nadie podrá decir que fue forzado por las circunstancias, a desmoronarse, a descontrolarse, o a reaccionar haciendo el mal.

Nadie, sobre la Tierra, podrá echarle culpas a Dios el día del juicio, por las circunstancias en que nació, por las circunstancias que le correspondió vivir, sino que, por el contrario, brillarán tanto la misericordia y la justicia de Dios ese día del juicio, que, sin tener que ser convencidos por argumentos, todos los seres humanos, sabiendo en su interior el juicio de Dios sobre sus obras, sin excepción, doblarán sus rodillas reconociendo la justicia, la magnanimidad y la misericordia de los designios de Dios.  El Padre es más que justo, puesto que es misericordioso, según enseñó Jesús. El Padre no nos hace justicia, sino que nos perdona muchas maldades y errores, no nos cobra todo el daño que hicimos en el universo.  Según Jesús, la misericordia se gloría de ser superior al juicio.

49. El Padre no tiene, ni tendrá rivales, ni oponentes.


49. El Padre no tiene, ni tendrá rivales, ni oponentes.
El Padre, siendo omnipotente, omnipresente y omnisciente, no tiene enemigos, el Padre no tiene opositores, el Padre no tiene siervos rebeldes, ni siquiera uno, ni siquiera Luzbel.  Al padre nada le falla, el Padre no se descuida, el Padre no comete errores.  Nadie se le puede dañar o torcer al Padre, a menos que el Padre lo haya previsto.  El Padre no es presa de conspiradores que, ocultos a su presencia y lejos de su saber, tramen rebeliones en contra de Él.  Nadie puede rebelarse en contra de la voluntad de Dios y sobrevivir, a menos que Dios prevea que así debe ser, pues nadie es tan poderoso, tan sabio y tan grande como Dios.  Nadie es rival de Dios, nadie se opone a Dios, nadie hace obras fuera de la voluntad de Dios.  Nadie es semejante a Dios.  Nadie es imprescindible al lado de Dios.  El Padre todo lo sabe, el Padre todo lo ve.  Nada hay en el universo que el Padre no vea, nada hay en el universo que el Padre no sepa, absoluta mente nada.  El Padre en ningún momento deja de ver todo el universo, en su todo y en sus partes, por diminutas que nos parezcan.  El Padre Está en todas partes.  El Padre todo lo ocupa.  El Padre está en todo el universo infinito, pero el Padre también está en todas las partes de ese universo.  Por lo tanto, en el Padre está el universo mismo
Según Jesús, el Padre ya sabe cómo sucedió toda la historia humana, el Padre ya sabe cómo nos fue a todos y a cada uno de nosotros en nuestras pruebas.  Según Jesús, el Padre ya sabe si fuimos vencedores o si fuimos vencidos.  Según Jesús, el Padre ya hizo el juicio final, el Padre ya vivió el juicio final, desde el principio de todos los tiempos, desde la eternidad, porque para el Padre el tiempo no existe.  Para el Padre todos los seres humanos vivimos al mismo tiempo, según enseñó Jesús, que es el único que puede dar a conocer al Padre.  Para Jesús, igual que para el Padre, nadie puede ser su oponente, su rival, pues nadie está a su altura.  Jamás se le oyó decir a Jesús que Luzbel era su oponente.  Jamás los demonios, al estar en la presencia de Jesús le decían que era su oponente, sino su amo y le obedecían sumisos en todo.


CAPÍTULO 6: CREÍAN VER A DIOS, PERO VEÍAN UN ÁNGEL.

CAPÍTULO 6
CREÍAN VER A DIOS, PERO VEÍAN UN ÁNGEL.


1. ¿A quién vieron todos los que dijeron haber visto a Jesús?
¿A quién vieron, entonces, los muchos que dijeron que habían hablado con Jesús y que además dijeron que Jesús les había dado instrucciones y que Jesús los había enviado?  ¿Quién es ese ángel que se hace pasar por Jesús? y ¿Por qué Dios se lo permite?  ¿Ese ángel usurpa el lugar de Jesús a espaldas de Dios, o lo hace autorizado por Dios?  ¿Sucederá algo a espaldas de Dios?  ¿Sucederá una mínima obra que Dios no haya autorizado primero en su universo sin fin?  ¿Habrá algún mínimo rincón del universo de Dios que no esté bajo su absoluto control?  ¿Descenderá Luzbel del Cielo a la Tierra, a hacerse pasar por Jesús, sin la autorización de Dios Padre?  ¿Por qué desciende Luzbel del Cielo a la Tierra, si se supone que el Cielo está vedado para Luzbel?  ¿Por qué no dijo Jesús que veía a Luzbel subir del infierno a la tierra?  ¿A quién vieron entonces, todos los seres humanos, que antes de venir Jesús, y después de haberse ido Jesús, dijeron haber visto a Dios cara a cara y dijeron que Dios les había hablado?  La respuesta es obvia.

2. ¿Qué han visto de Dios los seres humanos?
De Dios los seres humanos solo han visto a Jesús (según Jesús). Pero además han visto ángeles venir en nombre de Dios, diciendo que son Dios, o permitiendo que los seres humanos creyeran estar en la presencia de Dios.  En muchos de los casos en que los humanos dijeron haber visto a Dios, en realidad estaban viendo una visión, adentro de ellos mismos, en sus mentes, que es donde se producen las visiones, independiente de si son ciertas o no.  Además, algunas de esas veces, estaban viendo una visión de Luzbel, que no ha dejado de ser uno de los obedientes ángeles de Dios, estaban viendo al probador, al que nos pone a prueba, a ver si sabemos la verdad en nuestras almas.  Estaban viendo al acusador, haciéndose pasar por Dios, o haciéndose pasar por alguno de los otros ángeles de Dios, con el conocimiento previo de Dios desde la eternidad y con su autorización.  Porque Dios todo lo sabe y, por lo tanto, Luzbel ha descendido del Cielo mismo, autorizado por Dios, para suplantarlo para poner a prueba a todas las almas humanas con la excepción del alma de nadie.  Solamente los seres humanos que vieron a Jesús, los que lo oyeron, lo que hablaron con Él, en verdad vieron a Dios, oyeron a Dios, hablaron con Dios, nadie más lo ha visto, nadie más ha estado en la presencia de Dios.

3. Luzbel se ha presentado como Dios, autorizado por Dios.
Todo lo que Luzbel hizo, lo hizo autorizado por Dios (1° de reyes 22: 1-38).  Porque si a Luzbel no le autoriza Dios mismo, el hacerse pasar por Dios, suplantar a Dios y hacer prodigios, no lograría Luzbel poner a prueba a los hijos de Dios.  Por esto es por lo que dice Jesús que veía a Luzbel descender desde el Cielo, porque venía de la presencia de Dios, autorizado por Dios todo poderoso, para hacer su trabajo de probador.  Es que nada sucede sin la autorización de Dios sobre la Tierra.  Era absolutamente necesario, dentro de los planes de Dios, para que toda alma humana sea puesta a prueba desde el principio de la creación, que Luzbel se presentara como Dios, se hiciera pasar por Dios, a ver quiénes la verdad, diferenciándola de aparentes verdades. 
Si Luzbel no hubiera sido autorizado previamente por Dios para probar a los seres humanos haciéndose pasar por Dios, y Luzbel obrara de esa forma por fuera de la voluntad de Dios, entonces habría otro ser diferente a Dios, con igual poder que Dios, o con un poder fuera del dominio de Dios, por lo que Dios no lo sabría todo, ni tendría todo el poder, ni estaría en todas partes, por lo cual no sería Dios.

4. Pruebas escritas de la suplantación de Luzbel.
Las pruebas de las suplantaciones de Luzbel, han permanecido escritas por siglos, en las escrituras que son llamadas la sagrada Biblia.  En esas escrituras están descritas, como un testimonio milenario, las numerosas pruebas y evidencias, de las veces que los hombres hablaron en nombre de Dios, pero en realidad daban enseñanzas y órdenes de Luzbel, servían a Luzbel (Judas 1: 9).  Están, por siglos y siglos, escritas en el antiguo testamento, las pruebas de como Luzbel, haciéndose pasar por Dios, los ponía a hacer el mal, como asesinar seres humanos en nombre de Dios, y ellos no se dieron cuenta que el Dios verdadero jamás los pondría a asesinar a otros seres humanos en nombre de Dios. La gran cantidad de asesinatos y masacres de pueblos enteros, en nombre del Dios de la vida, dan un testimonio que será bien apreciado con el paso de los tiempos. Por ningún motivo pondría Dios a sus hijos a asesinar persona alguna, ni siquiera los pondría a asesinar a sus enemigos. Con ninguna justificación el creador enviaría a ningún ser humano a matar a otro.  Todo aquel que sea de la sabiduría, entiende, en lo más profundo de su alma, que la vida humana nadie la puede tomar sin perder la entrada al Cielo (1ª de Juan 3:15). 
Luzbel es homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad, porque la verdad no estaba en él, según Jesús.  Todo homicidio es deseado y ordenado por Luzbel.  Asesinar seres humanos sucede todos los días sobre la Tierra, y el todo poderoso lo sabe y no detiene a los asesinos. Asesinar no es obra de los hijos de Dios, sino de los hijos de Luzbel.  El más grande engaño de Luzbel hacia el pueblo de Israel fue el inducirlos a matar en nombre de Dios
Por ese grande error diabólico, de asesinar personas en nombre de Dios “los siervos de Dios”, fue que Jesús, el hijo unigénito de Dios, vino en nombre de Dios y se dejó quitar la vida, para enseñarnos a dar la vida y no quitarla, y mucho menos en nombre de Dios.  De Jesús viene esa enseñanza que nadie además de Él pudiera dar, cuando dijo que no tengan miedo a los que matan el cuerpo, pues el alma nadie, además de Jesús, la puede matar.

5. Pruebas de la suplantación en el nuevo testamento.
También en el nuevo testamento, hay pruebas escritas de la suplantación diabólica.  Está escrito que Luzbel reclamaba a Moisés como su siervo, mientras que el arcángel Miguel también lo reclamaba como siervo de Dios, es decir trabajó engañado para Luzbel mientras trabajaba para Dios. Por eso se ve que mientras Dios le decía que no matara, Luzbel le decía que asesinara a millones de personas, para entrar a la tierra prometida (Judas 1:9) (Deut 2:34) (Deut 3:5-6) (Deut 7:2) (Deut 20:16-18).  Por ese fatal error, de asesinar personas en nombre de Dios, personas que Dios no mandó asesinar, es que Moisés no pudo entrar a la tierra prometida, en el reino de los Cielos (Deut 4:21-22).  El arcángel Miguel no insultaba a Luzbel, mientras contendía con él, sobre el cuerpo de Moisés, sino que decía: “que el Señor te reprenda oh satán.”
Están escritas las pruebas, de las veces que Luzbel se hizo pasar por Jesús, como el día que descendió del cielo como un rayo, para derribar y enceguecer al primer anticristo: Pablo.  Luzbel descendió del Cielo, descendió con poder de hacer prodigios, y además descendió autorizado por Dios, que todo lo ve, todo lo sabe y todo lo puede (Hechos 9:3-5).
En el nuevo testamento quedaron escritas en sus epístolas, todas las veces que el espíritu de Pablo, puso lazos y trampas a los cristianos, para ponerlos a prueba, a ver si se dejaban engañar por enseñanzas de hombres y las recibían como palabras de Dios, solo porque Pablo hizo milagros, a pesar de las advertencias de Jesús, que decían que el día del juicio, no pocos, sino muchos, profetas y hacedores de milagros, serán arrojados a la gehena del fuego.
No todos los que hicieron prodigios, los hicieron por ser siervos de Dios, sino que, por el contrario, la gran mayoría de los que hicieron milagros también eran siervos de Luzbel, y muchos de ellos lo ignoraban, porque eran siervos del Cristo, y siervos engañados de Pablo, a la vez.  La gran mayoría de los profetas, maestros, padres y pastores, serán arrojados a las tinieblas exteriores, donde habrá llanto y crujir de dientes, aunque hayan obrado milagros en nombre de Jesús (Mateo 7: 21-23).
                                                                                                          
6. ¿Nada sobra en las escrituras?
Los relatos, las veces que habló Luzbel haciéndose pasar por Dios, las profecías con errores, con las que se engañaron tantos, es prueba para el porvenir, todo quedó escrito, no fue olvidado. Los engañados, en realidad, no le creyeron a Jesús y a sus doce apóstoles.  Lo que buscaban aquellos que a sí mismos se engañaron con las enseñanzas de Pablo, eran sus propios intereses, no pensaron que era importante negarse a sí mismos, no le creyeron a Jesús cuando repitió tantas veces que era imprescindible negarse, crucificar la carne.
Por eso dijo Jesús que el Espíritu de la Verdad, que el Padre enviaría en nombre de Jesús, convencerá al mundo de pecado, porque no creyeron en Jesús.  ¿Quiénes eran los que debieron haber creído en Jesús?  ¿Los que no oyeron de Jesús?  ¿Los que Jesús no llamó?  Los que no creyeron en Jesús fueron los cristianos, que creyeron que las enseñanzas de Pablo eran palabras eternas de Dios y se fueron tras él, hacia la cautividad de la Gran Babilonia, su falaz y vano imperio espiritual. Esa es la explicación de esa frase de Jesús.
Hasta los escritos de Pablo, sobre sí mismo, están en las escrituras.  Está Pablo, escribiendo no con su verdadera identidad de anticristo, sino son su identidad de apóstol Pablo, con la cual se enmascara.  El anticristo Pablo escribió que el gran anticristo se manifestaría al final de los tiempos.  Y en verdad, solo al final de los tiempos se sabrá, para todos los pueblos, la verdadera identidad secreta del falso profeta, el anticristo Pablo, será descubierta su verdadera cara, será desenmascarado.  En ese momento, el anticristo Pablo, acusará a todos sus seguidores, el por qué se dejaron extraviar por simples opiniones humanas, a las cuales les dieron el valor de palabras sagradas de Dios mismo. En ese momento todas las palabras que hoy parecen sobrar en las escrituras revelarán el valor de su presencia en los libros llamados sagrados.

7.  Grandes sorpresas guardadas en las escrituras.
Grandes sorpresas, que nadie esperaba, están reservadas para el final de los tiempos.  Millones de seres humanos que son tenidos hoy por grandes santos, padres, líderes y pastores de la humanidad, serán humillados delante de toda la humanidad, por ser revelado que, engañados, fueron siervos de Luzbel y de Pablo.  Pero también, muchos que fueron perseguidos y murieron con sed de justicia, al final verán la recompensa, cuando el verdadero espíritu de Jesús, que ellos siguieron, sea reconocido, el día final. 
Según Pablo, en un instante, al final, seremos todos trasformados, porque de un instante a otro, por la revelación de la verdadera identidad de Pablo y por la revelación de la verdadera identidad de Luzbel como ángel sumiso de Dios, como el probador, toda la Iglesia de Jesús, de un instante para otro, será transformada de la ramera rebelde, adoradora de Jesús y de Pablo, en, fiel a Jesús y a nadie además de Jesús.

8. Jesús dijo a los judíos, que eran hijos de Luzbel.
Jesús dijo que los israelitas no eran hijos de Dios, sino de Luzbel. Obvio, Luzbel se hizo pasar por Dios y los indujo a hacer barbaridades en nombre de Dios. Despojaron, asesinaron, violaron, masacraron pueblos, y todo lo hicieron, inducidos por sus profetas, que les decían que adoraban a Dios si destruían la vida. Jesús les dijo que Luzbel (padre de ellos) es homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad porque no hay verdad en Luzbel.  Según enseñó Jesús, cuando Luzbel habla la mentira, habla de lo suyo propio, porque Luzbel es mentiroso y Luzbel es el padre de la mentira.  Luzbel no se creó a sí mismo mentiroso, homicida y padre de la mentira. Fue creado así por Dios. Luzbel, a su vez, es el padre del personaje llamado Pablo. Que, coincidiendo con la otra trinidad, es el hijo, el que ha usurpado el lugar Jesús y ha hecho que las naciones digan que sus epístolas son palabras de Dios. Ha sido adorado en ello.
Pero no fue que Luzbel se volvió mentiroso por su propia cuenta, saliéndose del control de Dios, sino que así, tal como lo definió Jesús, padre de la mentira, fue creado Luzbel por Dios, para probar a los seres humanos.  Luzbel es llamado por Jesús el padre de la mentira, también por contraposición a Dios Padre, que es el padre de la verdad, y el Padre de Cristo.  Luzbel es el padre de la mentira, que es su espíritu, y es el padre de Pablo.  Ellos tres son la trinidad de la falacia, la trinidad de la mentira, porque su espíritu es engañoso, es la trinidad opuesta a la trinidad del Cielo.
Igual que Luzbel, Pablo también es mentiroso y es homicida, exterminador de cristianos, desde el principio. Pablo, en estos dos milenios, con sus enseñanzas sutilmente adulteradoras de la verdad, ha asesinado no ya los cuerpos de los cristianos, sino que ha asesinado silenciosamente, a miles de millones de almas humanas. No hay sobre la Tierra un hacedor de masacres de almas más grande. Pablo es el más grande asesino en serie de toda la historia de la humanidad.  Pablo, un israelita fariseo y además un sumiso ciudadano romano, presto a apelar al César para que juzgara su causa, donde quedó probado que su defensor no era Jesús, su esperanza no era Jesús.  Por lo que, si los israelitas son hijos de Luzbel, los cristianos que han seguido a Pablo también han sido hijos de Luzbel, sin saberlo. Igual que los israelitas, no lo sabían.

9. ¿Dios creó a la trinidad usurpadora para perfección de los humanos?
Si aceptamos que hay un creador de todo, entonces la trinidad del mal no se creó a sí misma.  Esa trinidad del error, trinidad de la oscuridad, trinidad de la niebla (las tinieblas), trinidad de la ignorancia, trinidad de las apariencias, trinidad de la falacia, no se creó a sí misma, tal cual es, no se creó de la nada, sino que fue creada por Dios, para que los seres humanos fuéramos libres de elegir entre varias posibilidades de vida, para que haya una trinidad que le proponga al ser humano otras variables aparentemente válidas, para que el hombre pueda decidir, tenga el libre albedrío. Esa trinidad es la garante del libre albedrío.
Esa trinidad de la mentira solo actúa en las mentes humanas, no actúa en el resto del universo. No obra la trinidad usurpadora sobre los planetas, ni sobre los ríos, ni sobre los mares, ni sobre los animales, ni sobre las plantas, para ponerlos a prueba.  Cuando un león caza y devora a un venado, no fue Luzbel, ni el león es malo.   Cuando explota un volcán o cuando hay un terremoto, o un huracán, Luzbel no estaba dañando la Tierra.  Cuando explota un planeta y se convierte en estrella, tampoco fue Luzbel.
¿Fue por amor a los seres humanos, que el creador de todo creó a la trinidad usurpadora, creando a Luzbel, el cual creó a Pablo su hijo de perdición y envía a su espíritu falaz en las palabras de Pablo? ¿fue para que ellos tres propongan senderos diferentes a los seres humanos?  Fueron creados senderos diferentes a los senderos de Dios, senderos falaces, senderos que parecen ser de Dios, que parecen ser buenos, para que los hijos de Dios puedan crear su propia vida, según deseen, hasta pudiendo ser rebeldes a Dios.  Si no fuera por la creación de la trinidad usurpadora y su influencia sobre todas las mentes humanas, los seres humanos no seríamos creadores de nuestra propia vida.  Nos faltaría el imprescindible libre albedrío para ser hijos de Dios, no probaríamos los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal, lo cual nos hace semejantes a Dios. Luzbel, su hijo Pablo y sus palabras, esa trinidad que antes no se veía, pero ahora sí, es un regalo de Dios para toda la humanidad.

10. A todos los humanos les son ofrecidos el bien y el mal.
Aunque no lo desee, todo ser humano prueba de los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal, aquel árbol que supuestamente comieron Adán y Eva en el Paraíso.  A todo ser humano sobre la Tierra, por orden de Dios, le es presentado tanto el bien como el mal, y todo ser humano debe decidir qué es bien y qué es mal.  Las más de las veces, el mal se disfraza de bien, aparenta ser el bien, es falaz, haciendo que sea toda una ciencia saber diferenciar lo bueno y lo malo. Por eso el creador la llamó la “ciencia del bien y del mal.  Hay innumerables espíritus impostores tratando de inducir a engaño a la humanidad, y la humanidad en masa se extravía a sí misma con ellos. Así fue anunciado por Jesús y sus apóstoles.
Son tres las proposiciones que del árbol de la ciencia del bien y del mal, recibe todo ser humano a la vez: El mal disfrazado de bien; también le es propuesto el mal, tan malo como es; y finalmente también le es propuesto a todo ser humano el bien, no se le propone el bien disfrazado de mal, porque el bien no se disfraza de mal.
Los ángeles que suplantaron a Dios en el antiguo testamento eran probadores descendidos del Cielo.  Esas visiones de ángeles que vieron los patriarcas y los profetas, antes de la venida de Jesús, estaban autorizados por Dios para hacer la tarea de probar, haciéndose pasar por Dios, dándoles a los seres humanos órdenes que Dios no daría, unidas a órdenes que Dios sí daría, para así dar al hombre el libre albedrío, de decidir entre lo bueno y lo malo, libertad absolutamente necesaria para ser hijos de Dios, superiores a los ángeles, que no viven el dilema de reconocer el bien y el mal
Todo ser humano tiene el dilema de reconocer por sí mismo, cuales obras son de Dios y cuales obras no son de Dios, sino que son falacias, errores, o imposturas, esos son los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal.  Ni un solo asesinato es orden de Dios.  Jamás algunos seres humanos, que sean hijos verdaderos de Dios, asesinarán a otros seres humanos en nombre del Dios de la vida, es una contradicción en sí mismo, es un absurdo.  Todas las veces que los israelitas fueron enviados por los profetas a asesinar seres humanos en nombre de Dios, todas las veces que esos mismos profetas, con sus propias manos, asesinaron reyes y asesinaron a sus enemigos, no era Dios el que les había hablado, sino Luzbel, haciéndose pasar por Dios, poniéndolos a prueba, a ver si se dejaban engañar.  Y cayeron en el engaño, hasta los más grandes profetas y estudiosos de todos los tiempos, con muy contadas excepciones.